Psicóloga Contextual


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La astenia primaveral ¿mito o realidad?

Cuando hablamos de astenia primaveral se nos plantea esta cuestión entre los profesionales de la rama sanitaria.

Por un lado está la realidad de los síntomas que  presentan durante esta época del año  entorno a un 10-40 % de la población de adultos en España. Suele ser población entre 20 y 50 años, y son especialmente más vulnerables los adolescentes, ya que además durante esta época del año pueden vivir situaciones más agudas de estrés por periodos de exámenes.

Pero también hay expertos que hablan de que clínicamente no hay una justificación para la astenia y que es una oportunidad de negocio para según qué productos.

LA PRIMAVERA POR SI MISMA NO PRODUCE ASTENIA. Al cambiar el clima aparecen más gérmenes, síntomas parecidos a la gripe,  alergias, etc., que desencadenan en nuestro cuerpo una serie de reacciones físicas.  Pero lo que produciría la astenia son los cambios climatológicos que existen y la reacción que tienen en nuestro cuerpo, no la primavera.

Los síntomas que vienen asociados a la astenia son la fatiga continua, cansancio, irritabilidad, somnolencia diurna, desmotivación, dificultad de concentración, aturdimiento, falta de apetito y disminución de la libido.

Esto coincide con el cambio de estación y con el cambio de hora y estos síntomas pueden durar entre una y dos semanas. Hasta un máximo de 3 semanas.

Estos síntomas se producen por la sensibilidad de algunas personas para adaptarse a un nuevo horario o a nuevas condiciones climáticas (especialmente al aumento de temperatura y horas de luz, cambios en la presión y  la humedad ambiental).

Nuestro cuerpo y nuestro cerebro están programados para funcionar según la estimulación que recibe del exterior, y en esta época lo podemos observar muy bien con las horas de luz.  Además si os fijáis bien, en el clima que tenemos en esta época hay muchos cambios, por ejemplo, este sábado hizo un día nublado, de noche con mucha humedad, lluvia, parecía un día más invernal, y sin embargo, el domingo hacia un día más primaveral o incluso veraniego por las temperaturas alcanzadas. Ante esta situación nuestro cuerpo recibe toda esa información de forma externa y el cuerpo la tiene que digerir.

El aumento de las horas de luz y la llegada del buen tiempo, puede suponer  una mejora para muchas personas con un bajo estado de ánimo, pero para otras personas lo que produce es un DESEQUILIBRIO DE SU SISTEMA FÍSICO POR ESO SE PRODUCE ESOS SÍNTOMAS.

 A esto le tenemos que añadir que muchas personas en esta época del año coincidiendo con subida de temperaturas y existiendo más horas de luz solar, alargamos nuestra jornada de trabajo, ocio y deporte restándole horas a nuestro descanso produciendo en muchas situaciones un cansancio diario acumulado lo que hace que nos sintamos más irritables y apáticos, dificultando nuestra concentración, y ocasionándonos problemas en nuestros entornos más cercanos (familia, trabajo, pareja, etc.).

También debemos diferenciar los síntomas de la astenia primaveral de los síntomas de la depresión, ya que muchas personas los confunden llevándose en ocasiones a medicaciones innecesarias. La astenia que se produce en primavera no es una enfermedad, es solo un conjunto de síntomas como ya hemos detallado y su repercusión en la vida diaria de la persona no debe ser especialmente limitante (ya depende de la gravedad de según qué síntomas). En el caso de la depresión nos encontramos a personas con síntomas de tristeza arraigados, apatía, perdida de interés en actividades placenteras que antes si realizaban y que en ocasiones dejan de realizar, dificultad de concentración ocasionándoles problemas laborales, perdida o aumento de peso, problemas de sueño, disminución del deseo sexual, síntomas de culpa o inutilidad y estos síntomas se presentan como mínimo durante dos semanas afectando significativamente la vida de la persona en su entorno social, familiar, laboral o escolar, etc.

Por estas situaciones os dejo a continuación una serie de recomendaciones para aquellas personas que presenten dichos síntomas, teniendo siempre en cuenta que si los síntomas perduran más de tres semanas deben acudir a su médico de cabecera para descartar una anemia, problemas de tiroides, defensas bajas, cualquier otra enfermedad que pueda causar síntomas parecidos a la astenia. Especialmente tienen que tener más cuidado personas que estén bajo tratamiento de oncológicos, que debilita el sistema inmune.

No debemos cambiar nuestros hábitos ya que nuestras rutinas (horarios de colegio, de trabajo, etc., no cambian al cambiar de estación meteorológica).

-En el caso del deporte no es aconsejable más tarde de las 8.

– Las personas que están estudiando  lo hacen hasta horas más tardías, prolongando la hora de ir a la cama.

-Otras personas alargan las actividades de ocio por lo que las horas de sueño pueden disminuir.

-Al haber más luz, nos parece más raro empezar a cenar por ejemplo a las 9.  Por estos motivos no hay que cambiar las rutinas que teníamos establecidas.

-Fototerapia: en muchos sitios de nuestra geografía española, tenemos una terapia totalmente natural, por la luz solar que hay. Simplemente con darnos un paseo por el paseo y sentarnos un ratito a tomar el sol, hacemos que según que hormonas de nuestro cuerpo funcionen de forma diferente y podamos sentirnos mejor.

-Aumentar las horas de descanso ya que,  cuando aumentan las temperaturas,  las necesidades energéticas son algo mayores por lo que habría que irse antes a la cama. Ante la imposibilidad de aumentar el sueño diario, se puede intentar pasar más horas en la cama durante el fin de semana.

-Dieta saludable en esta época y también durante el invierno para mantener nuestro sistema inmune fuerte y prepararlo para la primavera.

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María de los Ángeles Calero Serrano

Psicóloga Sanitaria, Perito Forense y Formadora Profesional